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miércoles, 27 de enero de 2010

Recogida de firmas

martes, 26 de enero de 2010

El cementerio nuclear

En un platillo de la balanza, es un «salvavidas» económico. El almacén temporal centralizado (ATC), que ya se ha dado a conocer como el cementerio nuclear que albergará 7.000 toneladas de combustible de las centrales nucleares españolas y unos 1.900 metros cúbicos de residuos procedentes del desmantelamiento de las plantas del país, supondrá la inyección directa de entre seis y diez millones de euros al año para el pueblo que se ofrezca «voluntario» a acogerlo. Por no hablar de que creará 300 empleos directos, con picos de 500.
En el otro platillo de la balanza empujan la presión política y vecinal. Con las elecciones municipales y autonómicas a la vuelta de la esquina, algunos partidos han considerado que decir «amén» a un almacén cuyos efectos sanitarios y en la seguridad no tienen claro y están bajo sospecha -pese a que los expertos aseguran que la gestión se centralizará, se hará a través de cápsulas de acero y se ganará en seguridad- conllevaría echarse encima a los vecinos.

Motivos del debate

Solo la energía nuclear que se produce actualmente en la Unión Europea evita la emisión anual a la atmósfera de 700 millones de toneladas de CO2, al producir la tercera parte de la electricidad que se consume sin los problemas de impacto ambiental que produce la generación de electricidad a partir de combustibles fósiles, contribuyendo además al ahorro de las reservas de estos combustibles, que resultan imprescindibles por ejemplo para el transporte.

Si la Energía Nuclear es la solución a nuestros problemas de suministro de energía de forma limpia y sin impacto medioambiental, ¿por qué existe un profundo debate en cuanto a su desarrollo y utilización?

Gran parte del problema es la preocupación de la opinión pública en cuanto a la aceptación de la energía nuclear por los siguientes aspectos:

  • Posibles usos bélicos, ya que los combustibles nucleares son los materiales con que se fabrican las armas nucleares.
  • El riesgo de accidentes que originen consecuencias tan graves como el ocurrido en la central de Chernobil.
  • El alto nivel de radiactividad de las diferentes fases del ciclo nuclear, sobre todo en la eliminación de residuos.
  • Posibles mutaciones en nuestra genética, que puedan originar la muerte o otros efectos secundarios más graves que la muerte, porque serían para todo la vida.
En cuanto a la gestión de los residuos procedentes de las centrales nucleares, conviene indicar que sufren una escrupulosa clasificación para proceder posteriormente a su adecuado almacenamiento en condiciones seguras. De esta clasificación resultan:

  • Residuos radiactivos de transición.- Son sobre todo los residuos de origen médico. Al desintegrarse durante el período de almacenamiento temporal se gestionan posteriormente como residuos no radiactivos.
  • Residuos de media y baja actividad.- Se trata de residuos en los que la radioactividad es lo suficientemente baja como para no producir calor.
  • Residuos de vida corta.- Son los que contienen nucleidos de unos treinta años de vida media con una concentración limitada de radionucleidos alfa de vida larga.
  • Residuos de vida larga.- Son los que tienen una concentración de radionucleidos superior a los establecidos para los residuos de vida corta.
  • Residuos de alta actividad.- Suelen ser los que proceden del tratamiento del combustible gastado y tienen una concentración de radionucleidos lo suficientemente grande como para generar calor.
El combustible gastado puede reprocesarse para recuperar el Uranio y el Plutonio para volver a utilizarlos. En este reproceso, tras haber sido almacenado temporalmente en las piscinas de las centrales para su enfriamiento, se obtienen residuos de alta, media y baja actividad y cada uno de ellos se trata de distinta manera para evitar la contaminación y el impacto ambiental y minimizar los riesgos en caso de accidentes.

Por ejemplo, al recuperar y separar el uranio y el plutonio quedan en una disolución acuosa una serie de residuos de alta actividad. Este líquido se vitrifica para convertirlo en un residuo sólido que se guarda en una cápsula de acero inoxidable, de manera que se obtiene un residuo sólido de alta actividad.

Existen otros residuos sólidos de actividad media y baja que se obtienen en las diferentes fases de reproceso del combustible gastado. Todos estos residuos se clasifican y se almacenan en bidones de acero que se encierran en contenedores de cemento en instalaciones designadas y preparadas para la gestión y almacenamiento de los residuos de forma segura hasta que la radiactividad alcance el nivel de la radiación natural.

Además los vertidos al exterior de las centrales nucleares son mínimos y son sobre todo muy diluidos en líquidos a través del canal de descarga y grandes cantidades de aire con muy baja radiactividad a través de la chimenea.

Además de para la producción de electricidad y al margen de las aplicaciones bélicas, la energía nuclear suponen grandes beneficios en muchos campos como:

  • Agricultura y Alimentación.- En control de plagas, a través de emisiones de radiación ionizante sobre ejemplares macho de ciertos insectos. De igual modo, irradiando algunas semillas se consiguen mutaciones que dan lugar a nuevas variedades más resistentes y productivas.
  • Conservación de alimentos.- En muchos países se utiliza cierto tipo de radiación, inofensiva para la salud humana, para aumentar el período de conservación de varios alimentos.
  • Hidrología.- También se utiliza en estudios de aguas tanto superficiales como subterráneas.
  • Medicina.- En veterinaria, para crear radiovacunas para enfermedades parasitarias del ganado. En medicina se utilizan fármacos radiactivos para estudiar diversos órganos, también se utilizan terapias nucleares para combatir el cancer, también se utiliza la energía nuclear como técnica de diagnóstico (radioinmunoanalisis)
  • Medio Ambiente.- La radiación se utiliza para detectar diversos contaminantes. Por ejemplo una técnica muy conocida es la de Análisis por Activación Neutrónica.
  • Industria e investigación.- Por ejemplo en la industria se suelen realizar gammagrafía y Neutrografía como método no destructivo de control de calidad. También se utiliza en arqueología, como la prueba del carbono 14.
  • En el campo de la biología, el uso de ciertos compuestos radiactivos ha permitido observar actividades biológicas, lo que ha supuesto un gran impulso a la investigación genética.

Energía Nuclear en España

En España la mitad de la energía primaria proviene de los combustibles fósiles. Si tenemos en cuenta, además del problema de la contaminación por las emisiones de gases de efecto invernadero que provoca esta fuente de energía, que en España no hay yacimientos no es difícil darse cuenta del problema de dependencia energética de países como Rusia, Argelia, Arabia Saudi… lo que genera bastante inseguridad en el suministro a medio-largo plazo al tratarse de países que en estos momentos son bastante inestables en su mayoría, por no hablar de la inestabilidad de los precios.

Por otro lado, las emisiones de gases de efecto invernadero, lejos de descender, no dejan de aumentar. De seguir como hasta ahora, en el período 2008-2012 pueden ser superiores en un 60% a las del año 1990, a pesar de que en el Protocolo de Kyoto se asumió el compromiso de no sobrepasar un aumento del 15% entre 1990 y 2010. Este enorme incremento puede suponer fuertes sanciones por parte de la Unión Europea y un elevado coste por la compra de derechos de emisión. Las medidas recogidas en la Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética 2004-20012 no son suficientes para paliar la situación, sobre todo porque solo el sector eléctrico ya produce casi la cuarta parte de las emisiones totales del país.

Esta situación se da a pesar de que casi la cuarta parte de la energía eléctrica consumida en España es producida por las centrales nucleares nacionales, por lo que resulta bastante obvio que la energía nuclear, junto con las diferentes energías renovables son imprescindibles dentro del plan energético nacional, máxime cuando se prevé un incremento en la demanda de electricidad de alrededor de un 3% anual.